Forma parte ya de la ciudad. No por belleza ni dinamismo a la hora de acoger acontecimientos, sino porque ostenta el dudoso honor de haber costado nada más y nada menos que 7’7 millones de euros. De los de antes, como apostillaría algún abuelo. Hablamos, como no, del Bosque de Acero. En 2007 un exultante Barreda nos traía la primera piedra, hace 16 años, y la parafernalia que conllevan este tipo de inauguraciones. En 2010 volvía, también el entonces presidente de la Junta de Comunidades, para su inauguración. Todo sonrisas, promesas y valoraciones sobre lo que necesitaba la capital una construcción como esta. Y así han pasado los años. Lo poco que se había puesto en pie del proyecto inicial se ha convertido en una burla de lo que pudo ser y nunca se logró.
En todo este tiempo, también han sido numerosos los debates que el Bosque de Acero ha generado y menos, ninguna más bien, las soluciones planteadas por los políticos. Cada vez, pocas sinceramente, que han hablado en público han prometido que este problema se solucionaría, es decir, el malgasto de dinero público y la desidia de contar con una instalación paralizada no se sabe muy bien por qué.
El último gurú que se atrevió a pronunciarse sobre el Bosque de Acero fue Page, presidente de la Junta de Comunidades. Afirmaba en octubre de 2022 que “no tardando” el complejo iba a contar con una nueva actividad.
Recordemos que el dirigente autonómico concluía con una reflexión profunda al respecto. “Convertir los problemas en oportunidades es algo extraordinario y útil. Lo haremos, y lo vamos a hacer aportando lo que está en nuestra mano”. Bueno, pues ahí queda eso. Y el Bosque exactamente igual.
Recordemos 7’7 millones de euros invertidos. Su desarrollo, ya hasta en la terminología ha perdido aquello de y Cristal, se concibió en dos fases. La primera sobre una superficie total de 57.430 metros cuadrados y albergaría un pabellón central, con un aforo superior al millar de personas y una zona ferial multiusos. Asimismo, contemplaba la urbanización del Recinto Ferial, la construcción de aparcamientos y un lugar para acoger a los feriantes, además del acondicionamiento de accesos. En un segundo plazo, que se centraría en una superficie de 159.854 metros cuadrados, se iba a construir un Teatro Auditorio al aire libre con capacidad para más de 10.000 personas, otra zona de aparcamientos, un lago, un espacio de patinaje, grandes lugares verdes, un anfiteatro, pasarelas sobre el río Júcar y restaurantes.
A Page le antecedía otro visionario, el ya casi ex concejal socialista y ex diputado provincial, Miguel Ángel Valero, en octubre de 2020. En esas declaraciones a la prensa afirmaba que, en diciembre de ese mismo año, es decir, hace más de dos y medio, esta zona estaría acondicionada como ‘Paseo del Arte’.
Nada de nada. ¿Cuál será la próxima elucubración sobre el tema y su autor? Llegará, sin duda. Pero no se cumplirá. Seguro.
Texto: AGA
Imagen: El inacabado Bosque de Acero de Cuenca