El pintor vanguardista cubano, Wifredo Lam, soñó siempre con conocer nuevos mundos y hace 100 años inició una de sus grandes aventuras ya que viajaría por primera vez a España. Lo hacía con una beca para estudiar en la Academia de Bellas Artes de Madrid y a partir de ahí cambió su vida de la mano, entre otros, de Picasso, André Breton o Alejo Carpentier. Quince años estuvo en tierras españolas y los conquenses pudieron conocerle de cerca puesto que vivió no sólo en la capital sino en otras localidades como Villares del Saz, donde estuvo residiendo en la casa de los Conversa. Nacido en Sagua La Grande (Cuba) en 1902 logró convertirse con el paso del tiempo en un artista reconocido en todo el mundo y hoy en día sus obras pueden verse en los mejores museos y galerías de arte.
En tierras conquenses vivió desde 1924 a 1927 y aún son recordadas algunas de las exposiciones en las que participó donde la gran mayoría de sus obras tenían un precio de venta de entre 50 y 75 de las antiguas pesetas. Desde hace décadas sus trabajos cuentan con una elevada cotización en el mercado del arte y prueba de eso es que el Estado español adquirió hace unos años en una casa de subastas de Madrid 18 dibujos originales sobre paisajes que fueron elaborados en su última época en Cuenca para la revista Voz Regional. Las Casas Colgadas, la Iglesia de Santa Cruz o el Puente de San Pablo aparecen reflejadas en esas láminas que se vendieron por 6.000 euros, pero con el paso del tiempo tuvo cada vez más prestigio y Wifredo Lam consiguió un papel destacado en la casa de subastas Sotheby’s puesto que en 2020 se vendió su cuadro Omi Obini (1943) por 9,1 millones de euros.
De esta forma, superaba el hasta ahora récord del artista cubano que se alcanzó en 2017 con A tres centímetros de la tierra, por el que se pagaron alrededor de 5 millones de euros en una subasta en París. Un año antes, el Museo Reina Sofía dedicó una de las mayores exposiciones antológicas que se ha llevado a cabo con un artista ya que se reunieron más de 250 obras entre pinturas, dibujos, cerámicas, grabados y documentos. El artista cubano nunca ha sido olvidado y prueba de eso es que el pasado mes de diciembre, coincidiendo con el 120 aniversario de su nacimiento, se inauguró la exposición Wifredo Lam indivisible en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) en La Habana. Entre sus grandes amigos estaba el pintor malagueño, Pablo Ruiz Picasso, que desde el primer momento apostó por él y célebres son sus palabras en las que dijo: “Jamás me equivoqué contigo. Eres un pintor”.
Dejó un gran recuerdo en Cuenca capital ya que en el barrio de Santa Teresa una calle lleva su nombre y en 1969, lo que era antigua Casa de la Cultura de Cuenca, se realizaba una exposición de parte de sus trabajos que realizó durante su estancia en la ciudad. Una Fundación en París mantiene vivo su recuerdo y en La Habana se encuentra el Centro de Arte Contemporáneo, creado en 1983, que es una institución destinada a la investigación y promoción de su obra. En otro lugar que no lo olvidan es Villares del Saz donde pasó algunos veranos en el “terrao” de la casa de los Conversa y comenzó a pintar sus primeras obras. En la actualidad este edificio está en malas condiciones y los actuales propietarios hicieron recientemente un llamamiento para que se ponga en valor ese lugar y no se pierda así la memoria de quien los expertos en arte dicen que es el “Pisasso cubano”.
Texto: Antonio Gómez
Fotografía: El pintor cubano, Wifredo Lam, junto a su obra La silla. (Collage CubaNet)