La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Cambien su energía a la biomasa, se lo digo yo


Que la guerra, o invasión de Ucrania ha empeorado el panorama energético es algo que todos deberíamos tener claro si nuestra memoria nos recuerda la escalada ascendente de precios que ya sufríamos en España, desde la primavera de 2021, tras la desescalada de las medidas de contención de la pandemia por el embotellamiento de la demanda. Esta, a su vez, iba dejando descubierta una dependencia energética nacional poco diversificada y sobrevalorada entre otras en fuentes mal llamadas “verdes” por su supuesta nula afección al medio natural. Sobrevalorada porque en días de nula incidencia del viento no generan ni un KW, en el caso de los aerogeneradores. Porque con elevadas o bajas temperaturas su producción es muy ineficiente, como es el caso de las fotovoltaicas. 

Mal llamadas verdes porque su desmesurada expansión inutiliza preferentemente suelo fértil para la producción de alimentos; está casi monopolizada su fabricación en determinado país con ansias imperialistas en lo económico; o genera un residuo de difícil gestión en el caso de la fotovoltaica, todo ello sin contar los efectos aún desconocidos sobre la atmosfera de su amplia refracción permanente. 

En el caso de la eólica, conocida es la brutal afección a las aves además de otras ya conocidas como el impacto ambiental; la ocupación e invasión del medio y espacios naturales; la contaminación acústica y otras más por determinar. Son energías alternativas y a las que con mayor fuerza nos tendremos que dirigir, pero no se puede aceptar que sean lo verdes que dicen porque adolecen de gran falsedad esas manifestaciones. Todo tiene algún tipo de incidencia, si bien elegimos las menos dañinas el medio, o al menos lo intentamos. En todo caso, la ineficiencia en días de viento improductivo hace que la sociedad no pueda depender de estos sistemas exclusivamente y que tengamos que recurrir a las energías tradicionales que nos han medido los últimos años con calzador como son el gas, que es quien marca realmente los precios finales de la electricidad. 

Queda entonces claro que el precio de la energía que se obtiene barata, o super barata,  de un parque eólico/fotovoltaico se vende al precio que marca en los mercados el gas, energía esta que tiene unos precios desorbitados, ahora sí, por la invasión de Ucrania y las estupideces contra Argelia desde el gobierno, dada la dependencia que hemos generado de la misma en los últimos años en el espacio de la Unión Europea. 

A la vista de ello no debieran por tanto sorprendernos los brutales incendios forestales que sufrimos en el medio natural tanto en España; EEUU; Iberoamérica; Australia o cualesquiera otros países de la tierra con regímenes hídricos bajos. Todos tienen algo en común: la despoblación rural. 

Hoy, no debiera extrañarnos, que en los montes arde aquello que hace años era nuestra principal fuente de energía la cual hemos sustituido por otras que a su vez empobrecen nuestra economía familiar y de la propia sociedad en su conjunto. Nos ha seducido el botón del gas/fuel/electricidad con la comodidad que lleva aparejada, apartando la sucia ceniza que nos dejaba ásperas las manos y con la que abonábamos los huertos y cultivos. Gracias a ello pagamos dos precios por uno: la destrucción el medio forestal y la de nuestros bolsillos. 

Y es que sigo sin explicarme el por qué a esta hora, de este día, de este mes, NADIE ha puesto sobre la mesa un verdadero plan complementario para introducir en el sistema más energía procedente de la biomasa. No solo para poner en marcha centrales generadoras de electricidad que, aunque algo más ineficientes, son seguras, permanentes, estables y alimentadas con fuentes absolutamente de procedencia renovable; si no para sustituir cientos de miles de quemadores de gas o fuel, por quemadores de pellets. 

Una operación tan rápida y sencilla como retirar de la caldera en cuestión el quemador existente, lo que supone aflojar 6/8 tuercas, y colocar un quemador de pellets, preparados para alojar sin problemas en todo tipo de calderas. Y no solo en fuentes de calor, si no en generadores de aire frio de grandes equipos, lo que hubiera evitado la estupidez absurda del cuento de la corbata; de apagar los escaparates, o sufrir insomnio por el precio del gas día y noche. El precio del pellets o de la astilla ha subido como todo, pero ni se acerca a los disparates de las subidas del gas y otras energías. Pero lo más importante es que no hay carestía ya que la mayor parte de los residuos aprovechables no se utilizan; se desperdicia el gas que podía producir la ganadería estabulada, los residuos vegetales de las ciudades o la biomasa excedentaria en el medio rural abandonado; y todo ello sin contar con el origen forestal que en España es excedentario en más de 18.000 millones de metros cúbicos que no se cortan cada año, y en el que me voy a centrar. Si sumamos solo la madera, sin la parte aérea, de los incendios de Zamora, más de 850.000 camiones de madera quemada de 28.000 kgs cada uno, han de salir de los dos grandes incendios de esa provincia, a los que hemos de sumar otros 4/5 más de superficie forestal arrasada en el resto del país solo este año: Aragón, Galicia; Valencia; Extremadura; Andalucía etc. De todo ello, que es fuente de energía, se pudiera haber realizado un plan extraordinario y complementario para rebajar las expectativas económicas del gas o de todo aquello de lo que carecemos introduciendo estas energías en el sistema y rebajando los costos de la importación (y ello sin sumar térmicas paradas, nucleares en moratoria etc). Entonces, ¿a qué están jugando con nosotros? La energía de la biomasa es tan creíble como que ha sido la única posible durante miles de años de la civilización hasta mediados del siglo pasado. Desde calentar las cuevas en el paleolítico; las glorias romanas; las calderas de nuestras viviendas; o las máquinas de vapor que protagonizaron la revolución industrial. Hoy los sistemas de biomasa son tan inteligentes como cualesquiera otros. Se programan, se arrancan a miles de kilómetros de distancia; se detienen con un simple botón en un teléfono inteligente… ¿entonces alguien puede explicarme por qué esto sigue fuera de los planes políticos en  un escenario de emergencia como el que vivimos? 

No soy ningún charlatán de feria que habla de cualquier cosa que se le pone por delante. Creo razonar con elevada propiedad de un sistema de energía que conozco a la perfección y que he aplicado en mi vida profesional. Por ello he recibido más de media docena de premios nacionales por mis trabajos, y llevado estos conocimientos de la biomasa hasta incluso más allá del atlántico. Es más, la biomasa es una energía segura; limpia; eficaz; con inercia; sostenible y de fuentes totalmente renovables. Y lo más importante en estos tiempos: BARATA por cara que esté frente a los derivados del petróleo o la electricidad. Y ya que los gobernantes no se lo van a decir lo hago yo, obren con inteligencia y siempre que sus instalaciones lo permitan, que será lo más normal, cambien su energía a la biomasa. Los bosques principalmente se lo agradecerán y su bolsillo también.

 

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