La Opinión de Cuenca

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Carpe Diem!


El poeta Horacio resumió en dos palabras el programa de vida que  busca el placer por encima de todo: carpe diem. Es la invitación a vivir al día, a exprimir el instante, a extraer de cada momento el placer que pueda contener.

La invitación de Horacio no era ninguna novedad. Placer en griego se dice hedoné, y el primer programa hedonista lo encontramos en tiempos de Platón, en boca de un sofista llamado Calicles: “ Quien quiera vivir bien debe dejar que sus deseos alcancen la mayor intensidad, y no reprimirlos, si no poner todo su valor e inteligencia en satisfacerlos y saciarlos, por grandes que sean.”

Desde Calicles, la identificación del bien con el placer ha tenido seguidores en todas las épocas. En 1990 se estrenó la película “El club de los poetas muertos” que propone una leve y matizada invitación al hedonismo. La acción transcurre en un prestigioso colegio norteamericano. Un original profesor de literatura, Keating, quiere salvar a sus alumnos del aburrimiento, de la monotonía, de la mediocridad. Y les propone echar a volar la imaginación, salir del montón y vivir con intensidad el instante. Para ello, recupera y repite el “carpe diem” horaciano: “Aprovechad el momento, chicos, haced que vuestra vida sea extraordinaria, para que nadie llegue a la muerte y descubra que no ha vivido.”

Su interpelación afecta de lleno a los muchachos y a los espectadores, precisamente porque la mediocridad y ausencia de sentido son plantas bien abonadas en cualquier latitud. Pero las consecuencias de esa insinuación inconcreta se salde con un suicidio: el más sensible de los alumnos sueña con ser actor de teatro; y su padre se opone frontalmente a esa afición y el chico decide que no merece la pena seguir viviendo.

El carpe diem! Ha resultado mortal por carecer de dos matices. En primer lugar, aprovechar el instante no significa absolutizarlo, en segundo lugar, llenar el tiempo no es amontonar intensidades placenteras, si no formar un mosaico coherente que pueda incluir accionen tan diversas como estudiar leer, hacer deporte, colaborar con ONGs, …Si Keating no es más explicito puede hacer que sus alumnos corran hacia ninguna parte, o hacia donde no deben. Keating debería explicar a sus románticos jóvenes que una vida agotada por el placer no es lo mismo que una vida lograda, y que amontonar acciones no equivale a encontrar el sentido de la vida; más bien el sentido es algo previo a la acción: es lo que escoge, orienta y coordina las acciones.   

 

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