FITUR, como todos los grandes escaparates internacionales, tiene la ventaja de una visibilidad única pero la desventaja de una abrumadora competencia. Resulta obvio que se deben valorar todos los esfuerzos en promoción turística que promueven instituciones públicas y entidades privadas, pero resultó, sin embargo, desolador asistir el pasado viernes al día de Cuenca en FITUR.
El programa de presentaciones matinales que debían liderar la Diputación y el Ayuntamiento fue más pobre y descoordinado que nunca. Y para más consternación, se acumuló un retraso de más de una hora respecto al horario establecido, una falta de respeto para los asistentes y los profesionales del sector. Miguel Ángel Valero, al alimón diputado provincial responsable de la promoción turística y concejal de turismo del ayuntamiento de Cuenca, aspiró a impulsar la provincia mediante la única iniciativa de promover conciertos en monumentos emblemáticos. La propuesta es positiva puesto que el experimento prototipo del pasado verano de Segóbriga Victrix funcionó bien, pero denota una ambición muy limitada que todos tus esfuerzos en materia turística giren en torno a una idea que ya se explota en la provincia como demuestran con constancia la Fundación Fernando Núñez en el monasterio de Uclés, la Asociación Cultural Amigos de la iglesia de Cardenete, Cuenca Ciudad de Música, la Asociación Cultural Musical FIMUC que promueve el Festival de la Serranía de Cuenca en Beteta (al que, por cierto, la Diputación retiró el apoyo económico) o, en Huete, la Fundación Huete Futuro y la Asociación Cultural Ciudad de Huete, por citar solo algunos ejemplos.
Deben estar muy agradecidos Chana, Valero y Dolz de que los grandes profesionales de la cocina les salvasen el día con el original proyecto “Comer con placer” que coordina la Asociación Párkinson Cuenca para la elaboración de platos orientados a pacientes con problemas de disfagia. Una iniciativa sensible y original que presentaron algunos de los protagonistas de la gastronomía conquense mientras otros compañeros ofrecían demostraciones de cocina en directo.
Una visita al mostrador provincial tampoco resultaba muy estimulante: se siguen ofreciendo los mismos folletos de visitas por la provincia de hace tres o cuatro años sin ningún tipo de renovación, ni en contenido ni en diseño. Sospecho que el hecho de haber dejado desierto desde hace casi dos años el puesto de jefe de sección de turismo en la Diputación conlleva, a la larga, este tipo de efectos secundarios. Entré en la web turística provincial (descubrecuenca.com), cuyo diseño siempre me ha resultado atractivo, y al acceder a la agenda de eventos no es que no aparezca ninguno, es que directamente se obtiene un error de acceso denegado. ¿Cuánto le preocupa a Miguel Ángel Valero, en consecuencia, la programación de actividades musicales si ni siquiera es capaz de mantener actualizada la agenda?
Supongo que debe resultar complicado vender los atractivos turísticos de la provincia cuando las inversiones en patrimonio histórico-artístico han sido o bien suprimidas al llegar al poder o bien “heredadas” de las anteriores corporaciones, tanto por Benjamín Prieto en Diputación como por Ángel Mariscal en el Ayuntamiento. La prueba, el alfar de Pedro Mercedes de la capital que se inaugurará previsiblemente en febrero. Olvidó Valero, sin embargo, citar su intervención más conocida: el célebre puente de la Melgosa. Tampoco citaron ni Chana ni Valero el proyecto Serranía en Vía para la puesta en valor de las estaciones de tren de la Serranía Baja; primero, porque anularon las inversiones de un plumazo, y segundo, porque es la pobre contraprestación que les ofrece el ministerio por apoyar la aniquilación y desmantelamiento del tren convencional. El Macrovertedero de Almonacid ubicado en la espalda del teatro de Segóbriga tampoco parece resultar un atractivo turístico demasiado interesante.