Cayetana Álvarez de Toledo certificó hace unos años, en un tuit viral, su cabreo por la herética cabalgata de Reyes Magos de Madrid: ¡no te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena, jamás! Parece ser que las hechuras del traje de Gaspar no tenían cabida en la idea preconcebida de su hija para tan insigne portador mágico de sueños.
Reutilizo (sic) las controvertidas palabras de mi tocaya para manifestar que "no le perdonaré jamás" a Álvaro Martínez Chana, alcalde de Almonacid del Marquesado, la hipocresía de defender un mastodóntico macrovertedero mientras afirma apostar por “la inversión en medio ambiente”.
Si Carmena arruinó la fe de la niña en los Reyes Magos, Chana ha arruinado mi fe en el reciclaje de los residuos domésticos y, ahora, cada vez que aparto un brick de leche para depositarlo en el contenedor amarillo, imagino que cae intacto en una de las gigantescas celdas de vertido del vertedero vecino de Almonacid para quedar olvidado y enterrado para siempre. Sin más reencarnación.
Y conste que mi conciencia de ciudadano responsable con el medio ambiente y con las generaciones venideras me animan, incluso a pesar de la evidencia de la realidad, a mantener la conducta cívica. Pero ya sin fe, como ir a misa por rutina.
Llevamos meses denunciando la explotación irregular del macrovertedero y la inexistente gestión de residuos del mismo. La propia Consejería de Desarrollo Sostenible ratifica con sus informes que ni siquiera llega al 1% el material recepcionado que se recicla, lejos de las cifras admitidas en la correspondiente autorización ambiental.
De hecho, esta misma semana, la empresa gestora ha reconocido, de forma implícita, estar obrando con irregularidad al presentar la inauguración de las instalaciones de procesamiento de residuos... ¡dos años después del inicio de la actividad! Ahora que la primera celda de vertido cobija ya más de medio millón de toneladas de residuos indiscriminados, una cifra inestable en mi percepción de la realidad pero que podemos poner en contexto considerando que equivale a más de 18 mil millones de bricks de leche vacíos. Y, en el fondo, sería el residuo más aséptico. En definitiva, Chana es cómplice de que, durante estos dos años, miles de camiones hayan descargado su material sin cribar en las entrañas de su patrimonio geográfico.
En un pleno de la Diputación, rogué a Martínez Chana que facilitase, a través de la empresa responsable, una visita al controvertido vertedero. Están los políticos hartos de organizar y asistir a citas en las empresas más relevantes de sus comarcas y, sin embargo, Chana se empeña en esconder el vertedero a pesar de que, según sus cifras, genera puestos de trabajo para más del 10% de la población de su pueblo. En el fondo, lo que yo reclamaba era meter mis dedos en su llaga para recuperar la fe en el reciclado, como un Santo Tomás ecologista antes de predicar sobre medio ambiente.
Y de la misma manera que sospecho que la hija de Álvarez de Toledo recobró la fe en los Magos de Oriente cuando descubrió sus regalos, me convertiré en crédulo discípulo del reciclaje toda vez que la primera celda de vertido sea vaciada para la valorización de sus residuos y que el vertedero comience a operar del modo en que fue concebido y autorizado gracias a la puesta en funcionamiento de las nuevas cintas de cribado y de su flamante maquinaria de reciclaje.
Hasta entonces, debemos seguir llamando vertedero a este almacén de basura y rechazar las etiquetas eufemísticas que pretenden blanquearlo como “ecoparque”, “planta de reciclaje” o “parque medioambiental”.
P.S. Apostaría a que dentro de unas semanas, después de Navidad, se convocará acto público con la presencia de Emiliano García-Page para ratificar la puesta en marcha de las nuevas instalaciones. Chana insistirá en el mensaje de la economía circular y de los puestos de trabajo que fijan población en su pueblo. No nos nombrará, pero nos agradecerá en silencio que, gracias a nuestras denuncias públicas y las correspondientes de Ecologistas en Acción, se haya acelerado el montaje de la maquinaria de cribado del vertedero.