La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

El Parque de Chana


Este jueves se presentó en sociedad la idea de la planta de biogás de la Diputación de Cuenca. Unos días antes, Chana declaró en público que invitaría a todo el mundo para apagar los llameantes rumores, pero la realidad es que ni invitó a Pueblos Vivos ni a los diputados provinciales. Unos pocos nos enteramos mendigando la convocatoria, que ni siquiera constaba en su agenda semanal.

El "parque de Chana"

En dicho evento, la maestra de ceremonias, Elena Carrasco, presumió de este proyecto de investigación y sonrió mientras declaraba que la planta se iba a instalar en “el parque de Chana”. El parque de Chana debe ser lo que pretenden que llamemos “parque científico y tecnológico de economía circular”, es decir, hoy un enorme erial de 80 hectáreas en mitad de la nada, a los pies de una joya de tremendo valor medioambiental como es el Monumento Natural de Los Palancares, junto a una vía muerta de tren, al lado del río Moscas y cerca del tristemente célebre puente de la Melgosa.

Reconozco que me puse a temblar cuando escuché lo del “parque de Chana” porque conozco “el ecoparque de reciclaje de Chana”. Y es que llama ecoparque al macrovertedero de mayor capacidad autorizada de toda España y defiende que la empresa gestora se fume la autorización ambiental para evitar reciclar los miles de toneladas de residuos que recibe en su propio pueblo. Están tan avergonzados que incluso lo camuflan en Google Maps para disimular la catástrofe.

Con ese precedente, como para no tener miedo a su nueva idea de parque. Resulta sospechoso que se estén produciendo continuos traslados de técnicos que abandonan el Servicio de Medio Ambiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible, ¿estarán relacionados con el macrovertedero de Almonacid del Marquesado o con el parque de economía circular de Los Palancares?

En su día, desde dicho servicio se emitió un informe que planteaba dudas muy justificadas acerca del “parque de Chana”: no se ofrecían alternativas de ubicación, se propone en un paraje de alto impacto ambiental que hace compleja la tramitación de autorización a futuras empresas y no hay servicios de agua, luz o saneamiento en las proximidades. También recomendaban dimensionar las infraestructuras en función de las demandas existentes reales a fin de evitar dotar de recursos un polígono de 80 hectáreas que puede no ser necesario o quedar abandonado.

¿Sabe, querido lector, cómo resolvió Chana el requerimiento? Sin hacer caso a las advertencias y planteando un abanico de alternativas tramposo en el que priorizaba la ubicación propuesta en Los Palancares utilizando un baremo de puntuación arbitrario. Como muestra un botón de la trampa: evalúa con 5 puntos el “impacto contra la despoblación” en Los Palancares y con 2 puntos una alternativa a solo 5 kilómetros de distancia (ampliación del polígono SEPES). También suma 5 puntos en “repercusión social y económica” porque dicen que los “trabajadores cualificados” se van a ir a vivir a Mohorte, pero suma 2 puntos a la alternativa SEPES porque si se ubica allí los trabajadores no van a ir a vivir a La Melgosa sino a Cuenca. Es todo así de loco.

Resulta de llamativo interés, por cierto, uno de los baremos denominado “cercanía a la fuente de recursos”. Argumentan que se van a utilizar residuos de la masa forestal y entonces valoran con 5 puntos a Los Palancares, pero con 3 puntos la ampliación del SEPES que solo está a 5 kilómetros y con 1 punto otras dos alternativas también en Cuenca capital. Pensemos en la extensión que tiene la Serranía y las áreas que abarca como para distinguir los traslados de recursos a Chillarón o a Fuentes. No sé si ellos mismos se creen sus propias artimañas, sería preocupante.

La planta de biogás

Volviendo al proyecto concreto de investigación con el Centro Nacional del Hidrógeno, a priori se debe mostrar interés como ante cualquier propuesta de innovación. En la presentación, sin embargo, el escepticismo de los asistentes crecía de forma proporcional a las dosis de triunfalismo y adanismo habituales en Chana y en el socialismo conquense: “hoy es un día histórico, gracias a este pionero proyecto nos vamos a posicionar como un referente a nivel nacional en la investigación porque el medio rural cuenta y mucho”. Grandilocuencia vacía.

Resulta contradictorio que vendan que “el hidrógeno verde puede posicionar a Cuenca en el mapa energético” cuando han reiterado que el centro de investigación no va a ser de producción sino de experimentación. Chana parece empeñado en soplar y sorber.

No resulta sencillo entender un proyecto de este tipo pero, a la luz del diagrama explicativo, parece que tiene dos partes diferenciadas: una planta de biogás para generación de biometano que se plantea reutilizar en las empresas del polígono industrial (porque admiten que no es rentable canalizarlo) y un proceso de generación de hidrógeno verde a partir de placas solares. En algún momento conoceremos los puntos de unión entre ambas partes del proyecto porque la Diputación de Cuenca solo se encarga y licita la planta de biogás.

Y, para terminar, el tema de los residuos que digerirá dicha planta. Se propuso un diseño inicial en el que se alimentaba con 192 toneladas de purines al día. Se generó alarma social, pero Chana no podía desmentir una evidencia. Ahora insisten en que no será así, sino que van a ofrecer una mezcla de residuos de entrada “que descarta los de origen animal como purines o gallinaza”. Quizá en algún momento expliquen los motivos del cambio de criterio porque el propio Chana manifestó hace pocos meses: “van a entrar muchas materias primas que no tienen uso o generan problemas, como los purines y otras que aquí pueden tener una segunda vida, es economía circular” (pleno del 26 de octubre de 2022). O miente ahora o mentía antes. Spoiler: seguirá mintiendo según venga el aire electoral.

Según explican, ahora se utilizarán “residuos agroindustriales y agroforestales como los generados en almazaras, bodegas de vino, queserías o champiñoneras”. Reconocieron “off the record” que la digestión de los residuos forestales no ofrece un buen rendimiento en la digestión, de ahí que se oriente más a la industria agroalimentaria. Y le invito, querido lector, a recordar ese baremo que otorgaba 5 puntos a Los Palancares por “cercanía a la fuente de recursos”. Porque en La Manchuela abunda el vino y el champiñón y en La Mancha el aceite, el vino y el queso. ¿Resulta idónea, por tanto, la ubicación propuesta para la planta de biogás dentro de un polígono industrial y lejos de las fuentes de recursos promocionadas?

Al terminar la presentación, Chana se levantó sin dar opción a réplica o preguntas, incómodo quizá por sus evidentes contradicciones. Asistimos a un nuevo ejemplo de "modelo sanchista": basarse en un comité de expertos inexistente para avalar una decisión política y someter toda acción política a la intención de voto. Y pasarán los meses sin polígono industrial ni planta de biogás.

 

Quienes somos:

  • Dirección y coordinación Alicia García Alhambra
  • Redes Sociales y Contenido Audiovisual: José Manuel Salas
  • Colaboradores: Pepe Monreal, Jesús Neira, Enrique Escandón, Martín Muelas, Cayetano Solana, Manuel Amores, Antonio Gómez, Julián Recuenco, Ana Martínez, Carmen María Dimas, Amparo Ruiz Luján, Alejandro Pernías Ábalos, Javier López Salmerón, Cristina Guijarro, Ángel Huélamo, Javier Rupérez Rubio, María Jesús Cañamares, Juan Carlos Álvarez, Grisele Parera, José María Rodríguez, Miguel Antonio Olivares, Vicente Pérez Hontecillas, Javier Cuesta Nuin, Vicente Caja, Jesús Fuero, José María Rodríguez, Catalina Poveda, José Julián Villalbilla, Mario Cava.
  • Consejo editorial: Francisco Javier Pulido, Carlota Méndez, José Manuel Salas, Daniel Pérez Osma, Paloma García, Justo Carrasco, Francisco Javier Doménech, José Luis Muñoz, José Fernando Peñalver.

Síguenos: