Bartleby, protagonista del célebre relato largo homónimo de Herman Melville, patentó una frase inolvidable: “preferiría no hacerlo”. Un apático lema vital para huir de la responsabilidad y dejar al desnudo la inutilidad de su vida de escribiente. Cuando su jefe le encarga un trabajo, Bartleby contesta “preferiría no hacerlo” con buenos modales y convicción.
Martínez Chana, en los plenos de la Diputación de Cuenca, a cada pregunta incómoda, responde tajante: “daremos respuesta por escrito”. Y, en ese escapismo del deber y la transparencia, resulta inevitable sonreír y recordar a Bartleby, el escribiente. La diferencia radica en que el autor de Moby Dick traza un relato magistral mientras Chana dibuja una caricatura. Y luego “la respuesta por escrito” que podría dictar a un Bartleby perezoso se limita, en ocasiones, a un “sí” o un “no”; tantas alforjas para tan poco viaje.
Sin ir más lejos, este pasado miércoles quiso crecerse desde el victimismo y acudir a argumentos de escapista para esquivar respuestas, lo que equivale a acordarse de Rajoy, de Cospedal y de Benjamín Prieto. Rememorar y tergiversar el pasado para ausentarse de los problemas y retos del presente. También se jactó de tener “las espaldas anchas”, lo que para un presidente provincial es como para un enólogo presumir de tener buen olfato.
Va pasando la legislatura y, día a día, se va constatando ese “preferiría no hacerlo” que se materializa en los retrasos y paralizaciones de los proyectos prometidos. Borró interesantes proyectos de conservación del patrimonio histórico-artístico provincial, suprimió inversiones en carreteras y para emprendedores, mutiló proyectos de envergadura como Serranía en Vía y, mientras tanto, seguimos a la espera de la construcción del parque de economía circular y de la planta de reciclaje de residuos.
Chana le hace la competencia a Bartleby. Lo único que no le da pereza es destruir proyectos productivos para nuestra provincia por orgullo electoral.