La Opinión de Cuenca

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Sanchanismo


Sanchanismo: dícese de la actitud política que comparten los respectivos gobernantes socialistas Pedro Sánchez y Álvaro Martínez Chana basada en la mentira manifiesta, la ausencia de criterio, la hipocresía sin escrúpulos, el triunfalismo sin justificación y la soberbia descarada.

Intentemos ilustrarlo para certificar la evidencia. En el verano de 2018, al poco de llegar al Gobierno, Pedro Sánchez se rasgó las vestiduras para defender la labor de rescate de inmigrantes a la deriva del buque Aquarius y manifestó que “podíamos haber mirado para otro lado, como ocurre con demasiada frecuencia respecto al tema de las migraciones” y que “la decisión me hizo sentir reconfortado con la política, por la capacidad de cambio que nos ofrece a los que tenemos responsabilidades”. Hace pocas semanas, sin embargo, como consecuencia de un salto masivo de inmigrantes en la valla de Melilla que se saldó con una treintena de muertos, declaró “su reconocimiento en la lucha contra la migración irregular de las FCSE y el trabajo de la gendarmería marroquí para tratar de frenar el asalto violento que pone en cuestión nuestra propia integridad territorial”. No sabemos cuánto mide el corazón de Pedro Sánchez porque depende del día.

Por su parte, Chana envió una carta reivindicativa -que nadie ha visto- a ADIF en enero en 2021 pidiendo que se retomase el servicio de tren de Cuenca a Valencia paralizado semanas atrás con la excusa de Filomena, pero diez meses después, en noviembre, se erigió en el mayor traidor a la línea ferroviaria defendiendo su desmantelamiento porque “el tren lleva 70 años en Cuenca y ni ha funcionado ni va a funcionar”. No sabemos cuánto mide la memoria de Chana porque diez meses no parecen mucho para tal cambio de perspectiva.

Otro ejemplo carismático. Pedro Sánchez declaró en su día que “sobra el Ministerio de Defensa y estos días, sin embargo, ha aprobado un gasto extraordinario de más de mil millones para gasto militar. Por su parte, Martínez Chana pregona las bondades de la economía circular, pero alberga en el pueblo del que es alcalde, Almonacid del Marquesado, el mayor macrovertedero privado de Europa y defiende que su tasa de valorización de residuos no llegue al 1%. Reciclamos discursos, podría ser su lema común.

Recordamos también que Pedro Sánchez dijo que no podría dormir con Podemos en el Gobierno, que no facilitaría los indultos a los independentistas y que Bildu ni en pintura: “no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”. Y ahí están las evidencias: Iglesias gobernando, Junqueras pontificando y Otegi manoseando la ley de memoria histórica. Chana declaró en su toma de posesión que “nos vamos a centrar en las personas, en defender a las personas”, pero compró un BMW para uso presidencial por 75.000 euros como gran prioridad.

Sánchez al presidente Rajoy: “los precios que dependen de usted no han hecho más que subir, un 10% la factura del gas y un 13% la factura de la electricidad, usted le sale muy caro a los españoles”. Supongo que Sánchez, ahora, en la intimidad de la noche, se mirará al espejo y pensará “¿y cómo de caro salgo yo ahora a los españoles con una inflación de más del 10%?”. Chana, por su parte, vota en la Diputación de Cuenca en contra de instar al Gobierno de España a implantar las bonificaciones de los costes laborales de las tres provincias más despobladas y, sin embargo, acude al llamamiento de la CEOE para firmar un manifiesto que ratifica dicha exigencia. No sea que se le vaya a enfadar Sánchez si el requerimiento llega al Ministerio de Hacienda.

Coinciden también en su falta de respeto al dinero público. Sánchez ha incrementado la deuda pública de España durante su mandato en 287 mil millones de euros, lo que supone un incremento del 98% al 118% del PIB español. Chana está exprimiendo las arcas provinciales gracias a la supresión de reglas fiscales de contención de gasto y ya ha anunciado públicamente que, si es necesario, endeudará a la Diputación de Cuenca a pesar de los considerables recursos que heredó.

Sánchez y Chana se caracterizan, en definitiva, por un desprecio indisimulado a la hemeroteca y una volatilidad de acción que viene dirigida en exclusiva por intereses políticos y electorales, pero sin ideología ni fundamento. El sanchanismo se resume en un cero en credibilidad y un cero en coherencia.


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