Es poco sabido que Ucrania ha sido tradicionalmente uno de los graneros del mundo. Yo mismo lo descubrí en la primera crisis económica del siglo XXI, cuando el innombrable Eyjafjallajökull ensombreció los cielos de Europa entre marzo y mayo de 2010; paralizó al tráfico aéreo en esa misma zona, impidiendo sus cenizas y emisiones los regímenes de lluvias normales en el centro de Europa, lugar donde se encontraban las sedientas cosechas Ucranianas que resultaron malogradas. Una tragedia natural con repercusiones alimentarias porque en aquellos años de penuria económica española por la penosa gestión económica del gran ZP (que trajeron como consecuencia los recortes obligados por todos conocidos) llegaron a subir hasta las galletas, aún con buena cosecha de nuestros campos, lo que da a entender la dependencia que tenemos del grano del centro de Europa. No se sacaron consecuencias de aquellos acontecimientos: Que un volcán situado allá lejos de Europa paralice el tráfico aéreo o cambie por completo una parte del clima de la tierra es algo para algunos puntual o solucionable. Seguiremos produciendo nuestras materias transformadas allá donde nace el sol, y las nubes volcánicas si aparecen ya se irán, dijeron algunos lumbreras de la economía de manual y del desprecio a la lógica que rigen los destinos del mundo desde hace no muchas décadas.
El problema no son los fenómenos naturales, dicho sea que llevan ahí la friolera de 5.500 millones de años y ahí van a seguir por la buena marcha del planeta. Igualmente el cambio climático, pues mismos millones de años lleva este planeta en sucesión constante del clima dentro de su imparable transformación a la cual no debemos interferir con nuestra actividad. Quizá nuestro error de apreciación sea fiarnos demasiado de los gurús ambientales, siempre con un hilo conectado a la batería de la oportunidad; y olvidarnos demasiado de los geólogos o arqueólogos que siempre nos dirán la verdad sobre realmente lo acontecido en el pasado cuando leen en las páginas del suelo de la tierra.
Por eso mismo digo que el problema está en no ser reactivos a todas estas situaciones y no obrar en función de una lógica que parece estamos perdiendo en la sociedad actual. A fecha de hoy, los miles de silos de cereal españoles (no las paneras de los años 50 que se retiraron por obsoletas y se utilizan aceptablemente como almacenes municipales en el mejor de los casos) siguen albergando chatarra, enseres, trastos, garajes o cualquier cosa que no sea grano. Desconozco la titularidad actual de estos edificios, pero conozco muy bien la incapacidad de nuestros dirigentes para dar un golpe de efecto y poner en marcha de nuevo estas infraestructuras al servicio de la economía más básica de nuestra sociedad. La empresa ferroviaria DB, junto al gobierno alemán, de corte de izquierdas como todos sabemos, está realizando expediciones ferroviarias a Uckania en las que lleva material y ayuda humanitaria, y regresa con el producto de las cosechas y almacenes de los campos, impedidos por la salida de las exportaciones a los puertos afectados por la guerra. La compañía lleva estos productos principalmente a los puertos del mar del Norte con una movilización superior a los 20.000 compactos ferroviarios, garantizando parte del suministro de grano mundial que hace unas semanas veíamos totalmente comprometido.
Buena oportunidad para que España procediera al almacenamiento estratégico, o mejor dicho al uso y almacenamiento estratégico sobrante en su caso de la próxima cosecha y garantizar la estabilidad de precio al agricultor con el control el Estado en situaciones excepcionales como esta. El problema no solo está en la incapacidad para poner en marcha soluciones ya inventadas en el pasado. Y dicho esto apaga y vámonos, si esta solución se daba en el franquismo para que queremos más, mañana dinamitan los silos y todo vestigio del pasado que es peor que pasar hambre. En todo caso difícil llenar las citadas infraestructuras a los precios que está el combustible para el largo transporte si fuera por carretera. Las mismas están por lo general próximas a otra infraestructura estratégica como es la ferroviaria. Es estratégica pero en España hace tiempo que no. Muchas de las líneas que pasan junto o cerca de los silos se han cerrado, están a punto de cerrarse, o carecen de tráfico ferroviario. Por si fuera poco, el impresionante parque móvil de locomotoras español se ha reducido drásticamente. Una importantísima cantidad de locomotoras eléctricas se han vendido o achatarrado y la compañía habla de material obsoleto, si bien los operadores privados adquieren a la compañía el propio material que desecha, lo reciclan y vuelve a la vida útil. Una práctica de reciclaje y renovación que durante más de un siglo fue habitual hasta ahora, y cuya estrella fuera el TCR de Villaverde en Madrid. También culpan de esta reducción a la falta de uso y negocio. No entiendo por qué se elimina material por este motivo ya que por espacio para albergar, será por almacenes, depósitos y similares hasta que lleguen mejores tiempos, si es que se esperan. Si el problema es la falta de negocio, me pregunto por qué no se toman medidas en un mundo necesitado del tren para luchar contra el cambio climático según ellos mismos. Así que con estos mimbres, dudo mucho que podamos llenar esos silos y mitigar un aumento de precios de las materias primas aún mayor en el futuro, ya no bajar los actuales.
Seguiremos sin fomentar la industria de proximidad que retorne de los mercados asiáticos donde lo barato de entonces hoy es caro o carísimo por cuello de botella. Que se lo digan a los expedidores de contenedores marítimos, o a los demandantes de los famosos chips de silíceo. Como si aquí no hubiera suficiente materia prima para fabricar esos chismes. Por cierto….tengo un 4x4 inglés, y un tractor español que funcionan como un reloj. Ni un mal humo, y eso que de esos chips nada de nada, vamos que ni los tienen ni los esperan. Cuantos actuales motores emiten mucho mas humo que los míos, que pasan la ITV como relojes. En fin, el caso es perseguir a algo o alguien; hoy se persigue al diesel, mañana ya veremos a quien.