La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

El campo está que arde


De nuevo llegamos al periodo de las cosechas y una vez más con adelanto. Casi que no hay diferencia entre inviernos y veranos, pasamos directamente del frío al calor. Cada día que pasa el clima de nuestra zona es más extremo.

Y ahí sigue el medio rural, los pueblos y sus habitantes desarrollando sus tareas habituales. Los agricultores, que con el estío adelantado, ya recolectan la escasa cosecha que el calor adelantado con los solanos del último mes han dejado. Dicen “en el lugar” que el grano del cereal en general parece “lengua de pájaro”, esto es que es escaso y el peso puede haberse quedado en la mitad. Los viñedos de momento aguantan con las últimas lluvias de abril que fueron generosas, aunque se augura una cosecha incierta con esta semana de temperaturas que algunos años no se conocen ni en el mes de julio.

Pero no es ésta la causa del desasosiego del sector, o de la sociedad en general. Causa aún mucho más agobio y desazón ver los precios de los combustibles en las Estaciones de Servicio y que para sacar adelante algunas cosechas que ya llevan muchos costes encima no podrán regarse por estos precios imposibles. 

Los agricultores, a pesar de todas las dificultades, tenían la esperanza del relanzamiento del consumo para la mejor defensa de sus productos. La desgraciada guerra en Ucrania desatada por un paranoico dictador como es Putín ha puesto el comercio mundial en alerta roja. Por ello parecía que los precios de los cereales subirían lo suficiente como para compensar la merma originada por la climatología, pero tampoco parece ser que pueda llegar a ser así. Los operadores comerciales mundiales y nacionales ya se están poniendo de acuerdo para impedir que los precios despeguen demasiado. Ya se ocuparán de hacerlos subir cuando la mayor parte del producto esté  en sus manos. Y los silos cerrados y destrozados.

Luego en este caso a las ya cada vez mayores dificultades de este sector primario se acentúan mientras el gobierno no toma medidas firmes y ciertas sobre un gasóleo profesional en el que los impuestos sean una cantidad fija y no variable en función del precio. La realidad es que los veinte céntimos que comenzó a descontar hace unas semanas lo deben haber recuperado con creces con los precios cada día al alza. Y es que cuando hablan de los impuestos a los ricos mienten sin vergüenza. El verdadero impuesto es éste, por ejemplo, que lo pagamos todos (aunque en especial los que dependen del combustible para su trabajo o actividad económica) y con el que recaudan más y más. Así pueden financiar todo tipo de políticas sin sentido e innecesarias para un correcto funcionamiento de la sociedad.

Desde luego este sector primario al que ellos han tildado de “fundamental”, “prioritario”, “esencial”,…., tantas definiciones bonitas como su deseo de contentar o como dicen en mi pueblo “camandulear”, sufre a estos políticos de despacho que tenemos como nadie.

Han vuelto a establecer medidas prohibitivas en las faenas que los agricultores realizan en sus tierras como si ellos fueran los responsables de los incendios en este país. Por estos calores dicen que la maquinaria o simplemente un arado hagan saltar una chispa que origine un incendio, y por ello no les dejan trabajar. Y ello a la par que les piden su colaboración para hacer cortafuegos con sus tractores, pero compensación ninguna, solo limitaciones. Como parece que se prohíbe también la quema de restos de poda agrícolas incluso en invierno, y esto sin asegurar empresas que los recojan y se los lleven para hacer biomasa. Y nuevamente perjudicando a los pequeños pues los recolectores de restos vegetales estarán más interesados en ir a parcelas grandes que a las pequeñas y de nuevo estará el conflicto de tener que quemar aunque sea a escondidas y otra vez con las sanciones.

Tanta prohibición sin sentido a quienes conocen el campo como nadie, y que a su vez lo saben manejar perfectamente sin ocasionar daño alguno al medio, está provocando justo el efecto contrario. Pues son los mejores conocedores de cómo hacer un cortafuego, o incluso de quemar algo necesario sin riesgo de ningún tipo.

A finales de la década de los ochenta hubo un proyecto en el que colaboró La Junta de Comunidades de CLM y que arruinó a una familia manchega de mecánicos adelantados a su tiempo que fabricaron con el incentivo de la administración máquinas para recoger y picar los sarmientos de la poda de las viñas para hacer biomasa. Parece ser que las relaciones de los políticos de entonces con las multinacionales de la energía inclinaron a la administración a abandonar a aquellos “mecánicos ingenieros” y permitir que se hundieran junto a un proyecto que llegó a funcionar. Hoy parece ser que los intereses de esas multinacionales son más acordes con aquella actividad y han retomado aquello por supuesto que por beneficio, pero al ritmo que ellos marcan para que su rentabilidad nunca se resienta. Y mientras seguimos dependiendo del gas, del petróleo y de la electricidad que hay que comprar a países como Francia que mantienen un número grande de centrales nucleares en funcionamiento y por ello con la electricidad más barata que los demás.

Una vez más los políticos sin experiencia en gestión, con ganas de vivir bien sin trabajar y sin riesgo, son los únicos culpables de los desastres de la sociedad actual. Alguien que no ha sufrido, que no ha gestionado nada propio (para que le duela) es imposible que lo haga bien administrando recursos públicos. Lo que hacen es destrozar la administración gastando sin límite y olvidando que la eficiencia es fundamental cuando se gestionan recursos públicos. 

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