El metano es uno de los dos gases de efecto invernadero más abundante en la atmósfera junto al dióxido de carbono. Es directamente responsable del calentamiento global y su poder se puede cifrar en casi 35 veces más nocivo que el propio dióxido de carbono, Co2. Son curiosas, y otro día explicaré por qué, las acusaciones de sectores que culpan a los rumiantes del aumento de este gas. Sin embargo en estas desafortunadas manifestaciones se ha pasado de puntillas “interesadas” por las que son las mayores fuentes de emisión de este gas. Entre ellas están la producción, el almacenamiento, la transmisión y distribución del gas natural. Y en especial las labores de transporte del gas licuado, que tiene un 90% de metano en su composición.
En la cumbre del clima de 2021 celebrada en Glasgow, una de las pocas medidas estrella aprobadas fue que más de 100 países se comprometían a reducir las emisiones de metano en un 30%, gas responsable del 25% del calentamiento global. La propuesta y presentación oficial de esta medida corrió a cargo del presidente de EEUU, señor Biden, quien dijo que este gas era “uno de los que podíamos reducir inmediatamente”. Cosa que hoy es al revés.
Curiosamente fue la BBC quien identificó a la Ministra española Teresa Ribera como “constructora de puentes” y “negociadora clave” para cerrar un acuerdo mundial sobre la reducción de gases efecto invernadero. Teresa Ribera, técnico superior en gestión de la administración general del estado, lleva inmersa en las negociaciones de cambio climático mundial desde casi inmemorial. Es una de las personas con más influencia en este tipo de políticas en representación de la UE, con importantes conexiones en China, EEUU, o los países del cono sur. Ella fue quien participó directamente en la transición del carbón y en otras políticas de cambio climático y energía que hoy disfrutamos. O sufrimos……
Causa directa del problema del gas viene de la nefasta política exterior energética gubernamental referente a los asuntos con Argelia, país que nos enviaba un flujo de gas constante y a un precio más que adecuado. El problema, es la alternativa solución mágica de traer gas licuado de EEUU; o Rusia, con la que hemos sido primer consumidor mundial en agosto. Sin embargo, y en términos de emisiones, esto se hace “a sabiendas” de la brutal generación de emisiones que se producen en el transporte y recepción. Tomando en cuenta un volumen de transporte medio por barco de unos 270.000m2 a -162º el volumen de evaporación a evacuar, aún refrigeradas las paredes de los tanques, ronda el 0,15% diario del volumen total. Por lo tanto, esas gasificaciones que se producen en el transporte, sin perjuicio de las que se generan en la carga o descarga o el mantenimiento de los contenedores, son potenciales emisiones de efecto invernadero y más perjudiciales que la gasolina o el diesel “que tenía los días contados”. Permitir la voladura de varias centrales térmicas españolas; tener cerradas las nucleares existentes por las que pagamos moratoria en cada recibo; despreciar los innumerables nuevos proyectos de embalsamiento de agua en nuestros ríos que y que se han paralizado en la revisión de los planes de cuencas; o la ocurrencia de la excepción ibérica con el tope del precio del gas que ha conseguido que los consumidores de contratos de tarifa libre, pasemos a pagar más del doble por la reducción del recibo de los clientes de tarifa regulada, además de otras lindezas impositivas, desde este recibo del pasado mes de agosto. No es por menos que, ante tantas necesidades de alternativas energéticas y viendo el brutal volumen excedentario de biomasa en los bosques y en todo el medio rural español, se hubiera puesto de manera extraordinaria un gran plan para sustituir quemadores de gas por quemadores de pelles tanto para producir aire acondicionado frio, caliente, o para el calentamiento de fluidos en el sector empresarial. Estamos hablando de una tecnología ya superada, y divulgada por mí hace una docena de años tanto en ponencias o conferencias de este sector por España e iberoamérica. Con ello se hubiera reducido ampliamente el consumo de gas; muy por encima de la ocurrencia de apagar escaparates, o la estupidez de la corbata. Pero claro la biomasa, energía neutra en emisiones de C02, para la señora ministra es….energía negra. En fin, pues la calefacción de mi vivienda y producción de agua caliente todo el año seguirá siendo de biomasa le guste a esta señora o no. Anímense.