Recordarán nuestros atentos lectores que desde esta sección publicábamos el pasado año un artículo sobre las temperaturas inusuales que vivimos desde marzo hasta otoño, periodo en que se iniciaron las lluvias luego mal repartidas por la península. Temperaturas que superaron todas las conocidas desde que existen registros y que nos dieron una primavera o doble verano nada conocido anteriormente. La mayoría de los ciudadanos nos manifestamos aquellos meses, y hoy mismo, con la frase recurrente de que “el cambio climático no cesa y se agudiza”.
De nuevo este año, tras un invierno de rigor con temperaturas que desde mediados de diciembre han estado por debajo de los cero grados, hemos pasado a la primavera con un cambio radical y componentes de un tiempo de verano seco; con temperaturas inusuales para esta estación que está siendo de todo menos lluviosa. Hemos recordado en innumerables ocasiones que estamos entrando en un cambio climático mucho más duro y drástico de lo que nos anticiparon, sin embargo parece que no todo es causa del mismo. Por ello, se trajo a estas páginas el relato de una catástrofe natural nada relacionadas con el cambio climático, como fue la erupción el 20 de diciembre de 2021 del volcán submarino Hunga Tonga, situado al sur del océano Pacífico.
Y es que a fecha de hoy, la mayor parte de la sociedad desconoce por completo la erupción de este volcán y las fatídicas consecuencias que estamos sufriendo desde marzo de 2021. Tampoco nadie hasta hoy nos las ha explicado desde un escenario generalista.
Por ello; ante la poca hasta hoy “suerte informativa” que ha tenido esta esencial noticia, precisamente en un país donde el “derecho a una información veraz” está calificado como fundamental; es de justicia que, aún siendo reiterativos, la sociedad conozca este acontecimiento esencial para la humanidad.
El Hunga Tonga es un volcán submarino situado en el Pacífico sur, a unos 150 metros bajo la superficie del mar. Cuando se produjo la erupción en el mes de diciembre de 2021, fueron alertadas por tsunami las costas de México, Samoa, Nueva Zelanda, la costa oeste de EEUU, parte de Rusia, Japón, Chile, Ecuador, Centroamérica, etc. Ya de entrada una noticia importante que no debiera haber quedado relegada a segundo plano, o mejor dicho a ninguno. Aquel tsunami recorrió varios continentes. Pero lo peor llegó a mediados de enero de 2022. Un mes después de la inicial erupción, el 13 de enero de 2022, el sonido de una explosión producida en sus entrañas recorrió cuatro veces la vuelta al mundo.
Esta explosión, originada a 150 metros por debajo de la superficie del océano en este volcán que tiene 20 km de anchura y una altura bajo ese nivel del mar de 1800m, fue una de las más virulentas probablemente de los últimos 1000 años. Provocó el lanzamiento de rocas y cenizas que suelen ser originarias de enfriamiento global. Sin embargo, en este caso y al estar sumergido bajo la superficie del mar, hubo lanzamiento de una ingente cantidad de vapor de agua cifrada por los científicos en más de 140 millones de litros a no menos de 50 km de altitud, provocando otro tipo de reacciones que afectan incluso a la capa de ozono. Ese vapor de agua absorbe la energía del sol, e impide que esta se refleje y sea disipada adecuadamente. Dependiendo de cómo se extienda toda esta masa por la troposfera y a que zonas de la tierra afecte, sufriremos con mayor o menor virulencia sus nefastos efectos. Así lo han manifestado desde el pasado año varios científicos que ADVIRTIERON de un posible CALENTAMIENTO GLOBAL en los siguientes años, entre los cuales nos encontramos, cosa de la que nadie nos ha informado. Fue una casualidad que en el momento de la explosión pudiera circular por aquel ángulo espacial un satélite de la NASA, (entidad no sospechosa de ser negacionista) y que pudiera tomar imágenes de este espectacular momento. De este detalle, de su conocimiento y estudios posteriores que han analizado los compuestos recibidos en la atmósfera, hemos podido saber que los informes científicos ya apuntan efectos nocivos para el clima del planeta. Los mismos pudieran durar entre DOS Y CINCO AÑOS, sumado a la afección que ya tenía el cambio climático acelerado sobre nuestra civilización desde hace tiempo.
Y los augurios científicos no se equivocaron. Hoy está granizando sobre los emiratos; nevando en el borde de los desiertos, y secando el pan de nuestros antes verdes campos ibéricos en esa estación. Toda una catástrofe. Por todo ello, la sociedad debiera tener mayor conocimiento de esta explosión JAMÁS ANTES CONOCIDA POR LA HUMANIDAD. Es una catástrofe natural que afecta a toda la sociedad, a su economía por completo, y a la vida sobre la tierra de todos los seres.
Así, mientras esto está sucediendo, la opinión pública mayoritaria sigue desconociendo el caso y efectos pensando que todo es fruto del cambio climático. Sin embargo, quienes debieran tomar esto muy en cuenta se dedican a recordarnos que no tenemos que comprar vehículos de combustión interna; que hay que derribar las presas para que las especies piscícolas remonten las aguas (a sabiendas de la existencia de las escalas salmoneras); dicen que la biomasa es energía negra; nos recuerdan cada día lo malos que somos con nuestras emisiones a costa de alejarnos de lo asequible y razonable; nos meten con calzador antes de tiempo el motor eléctrico y baterías aún ineficientes; prohíben las prospecciones petrolíferas; transportan gas licuado del que se emiten toneladas de metano (nefasto para el calentamiento global) y empobrecen con todo ello mas a la sociedad, si es que cabe en este momento. Pedimos poco, la verdad, pero que ante todo ese poco sea recibir información veraz. Como estamos viendo en esta presente crisis climática aquí relatada, la información que llega ni es veraz… ni es información.
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