La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Sociedad enferma. Muchos derechos y pocas obligaciones


Muchos han sido los avances en las últimas cinco décadas en España. Mucho trabajo heredado de aquellos que en los primeros compases de libertad sentían miedo, nuestros padres. Aquellos que vivieron, aunque jóvenes, el horror de la guerra. Poco a poco, trabajando mucho y duro fue consolidándose el que llamamos hoy “el estado del bienestar”.

Pero quizás “nos pasamos de rosca”. Los derechos fueron siempre el objetivo de la sociedad, o más bien de los legisladores. Y era justo para una sociedad que ansiaba libertad y avanzar en justicia social. Pero como el niño que quiere algo y al alcanzarlo se le hace poco y quiere más y más, así ha avanzado esta sociedad nuestra.

Hechos muy concretos que en estos días vivimos me traen a la memoria aquellos temores de nuestros padres que estaban temerosos de cualquier cambio. La guerra estaba presente en su retina y seguro que en sus noches de descanso revivían momentos difíciles y de desasosiego.

Y es que mucho de lo que se hizo bien se ha ido olvidando. En este momento tenemos una gran guerra en el corazón de Europa. Llevada a cabo por un dictador que tras alcanzar el estatus de líder ha abusado de su poder para cada día ir más allá en lo despótico. Así hasta ser capaz de demoler un país entero segando una barbaridad de vidas. Esta guerra está poniendo todo “patas arriba”. Comprobamos impasibles de qué manera el mundo está quieto, a la expectativa de cuál será el paso siguiente en la masacre de este asesino y no se hace nada. Todo por el temor al uso de armamento nuclear que podría terminar con la vida sobre la tierra. ¿Y por qué no se evitó antes este nivel de armamento tan letal?. O ¿por qué unos han tenido ese derecho a armarse y otros no?. Son preguntas que cualquiera hoy se hace pero no se encuentran respuestas. Y es mucha la impotencia de no poder parar esto solo por el miedo a que un loco haga uso de armamento tan letal.

Por otro lado estamos viviendo momentos de problemas graves de desabastecimiento, la guerra en ese país que siempre se consideró “el granero de Europa” ha hecho saltar las alarmas por la escasez de productos básicos en la alimentación. 

Cuando recorremos esta España nuestra, en particular la Rural, podemos ver construcciones que destacan en el horizonte de los pueblos casi abandonados. Los silos, esa construcción tan típica de los años sesenta con un fin principal, el almacenamiento de grano y otros productos agrícolas con el fin de regular el mercado y asegurar los productos básicos en momentos de dificultades. Todos ellos o en su mayoría están sin uso concreto pues el tipo de construcción era el específico de aquel fin, y es costoso adaptarlos a otros usos.

Que bien nos vendrían ahora esos almacenes verticales para evitar la especulación en los mercados por la escasez de productos esenciales. Y también como consecuencia de la política agrícola común de la Unión Europea había almacenada leche en polvo, mantequilla, y otros productos que al final de la segunda guerra mundial se consideraban fundamentales para asegurar la alimentación de la población del viejo continente.

Vivir al día se ha convertido con los años en una práctica frecuente pero demasiado arriesgada que nuestros padres no hubiesen entendido.

Como tampoco se entiende a lo que ha llegado la sociedad con el desarrollo de sistemas de defensa de los derechos de diferentes colectivos cuando desde hace ya muchos años se han convertido en auténticos parásitos de la sociedad. Los sindicatos de trabajadores, de autónomos, de camioneros, agrarios, de todo tipo. Organizaciones creadas para defender los intereses de los diferentes colectivos de la sociedad y que se han convertido en una panda de “mamones” que solo piensan en defender su estatus. Por esto mismo en Castilla La Mancha en la legislatura del 2011 al 2015 se tildó a la señora Cospedal como la presidenta de los recortes. Recortes que se producen continuamente y no se denuncian del mismo modo. Los autores de aquel apodo a la entonces Presidenta de Castilla La Mancha fueron fundamentalmente los sindicalistas. Los llamados liberados que dejan su trabajo para dedicarse a defender a sus afiliados a capa y espada. Cospedal en la situación que se encontró esta región castellano manchega redujo el número de sindicalistas liberados que cobraban sin trabajar y los envió a cada cual a su puesto. Esa fue la verdadera causa del apodo de “la de los recortes”. Cuánta falsedad en la sociedad que hemos alcanzado hoy en día.

Pues lo cierto es que fueron muchos los gastos que se evitaron, y que muchos de ellos no han vuelto con los gobiernos de izquierdas. El Consejo Económico y Social de CLM (donde estaban representados los sindicatos u organizaciones profesionales y de empresarios para asesorar al gobierno de turno), el Defensor del Pueblo de CLM, y tantos órganos que realmente no eran necesarios y ahí estaban “chupando” de la sociedad y haciendo que defendían algo, cuando dichas estructuras ya existen a nivel nacional.

Pero igual que los sindicatos de trabajadores, los agrarios, del transporte, etc, etc. Por desgracia, y sin que los ciudadanos se hayan enterado a tiempo, se han creado grupos de gente que debían defender a sus representados y nos damos cuenta que no es así. Y todo ello porque realmente viven de las subvenciones del gobierno muchísimo más que de las cuotas de sus asociados. Esto hace que verdaderamente tengan poco que defender fuera de su bolsillo.

De ahí viene por ejemplo lo que en estos días estamos viviendo. Sindicatos de Transportistas que son los únicos reconocidos por el gobierno ya que de él reciben su nómina, pero hemos comprobado que los verdaderos camioneros no se sienten representados por ellos. Y es que cómo se van a enfrentar al ejecutivo si la mayor parte de sus ingresos proceden de él. Y hasta se ha llamado escandalosamente ultraderecha a los verdaderos trabajadores de la carretera, mientras los representantes legales muy trajeados estaban departiendo con la Señora Ministra y sus secuaces en los despachos oficiales.
Cada día hay más chiringuitos en los diferentes sectores de esta sociedad enferma. Y las cantidades destinadas a estos gandules crecen cada vez más. Y esta es la causa del cada día mayor divorcio entre los trabajadores o representados y sus sindicatos o asociaciones. Y es de pena ver cómo se deben más al gobierno de turno que a los que ahí les pusieron por su falsa verborrea de líderes.

Las asociaciones o sindicatos deben nutrirse exclusivamente de las cuotas de sus asociados, veríamos así como trabajan de verdad por los intereses de quienes les pagan. 

 Vuelvo a repetir, sociedad enferma que nos hemos pasado en derechos hasta el punto de dejar indefenso al trabajador y honrado frente a los vagos y caraduras.  

 

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