Puede ser demasiado reiterativo, pero la situación que se vive en el medio rural es desesperante. El campo agoniza porque parece que hay intentos reales de que desaparezca.
La edad media de los agricultores por encima de sesenta años, muchos con más de 65 siguen al pie de su explotación y lo más preocupante es la falta de relevo generacional.
En primer lugar se han tenido que llevar a cabo transformaciones en el sector primario que no deseaban los agricultores, pero no les quedó más remedio. Se vieron obligados a buscar soluciones para lograr un mínimo de rentabilidad en sus explotaciones. Búsqueda de agua de forma desesperada para conseguir mejorar las producciones esperando incrementar ventas. Esto lo han llevado a cabo ellos con su esfuerzo y dinero. Con sondeos carísimos de profundidades que superan los 150 metros en muchos casos para obtener caudales escasos y con aguas con arenas y barro que impiden su uso y más aún si se trata de riego por goteo.
Transformaciones en espaldera de muchos viñedos con costes elevadísimos, y que estaban subvencionados si se plantaban variedades foráneas que la administración propició y que tienen producciones que no pasan de la tercera parte de las variedades que aquí llevan “toda la vida” para luego cobrar por esos vinos solo un 20-25 por ciento más que el precio de las autóctonas. Es decir, que el agricultor se está viendo obligado a cortar estas variedades nuevas e injertarlas de la variedad de la zona de nuevo si no quiere arruinarse en “cuatro años”.
Esto sin contar las relaciones con el organismo responsable de la gestión del agua (Confederación Hidrográfica del Guadiana aquí en nuestra zona). Solicitudes que tardan varios años y que se convierten en un difícil o casi imposible proceso que agota la paciencia de quien tiene la necesidad de resolver rápido estos trámites pues su trabajo y vida les va en ello.
Aquí en la Mancha Baja de Cuenca tenemos (aún queda algo) el cultivo de ajo que en su momento fue el responsable junto al viñedo del desarrollo de la zona permitiendo el no perder población, e incluso obtener crecimientos que en los últimos años han tocado techo. Pues este cultivo antes también en secano, hoy solo viable en regadío también tiende a desaparecer por las dificultades del agua de riego, porque las explotaciones pequeñas no son viables y la competencia con el ajo producido en otros lugares alejados del mundo donde la mano de obra es mucho más barata al no respetarse en absoluto las condiciones laborales justas, donde se aplican productos fitosanitarios sin límites y en cantidades bárbaras y los abonados igualmente se realizan sin control.
El tema de los fitosanitarios es muy grave, pues poco a poco se van eliminando del mercado, bien por falta de rentabilidad para las multinacionales agroquímicas, o bien por imposición de nuestros gobiernos. Se hace siempre alusión a los problemas que pueden ocasionar a la salud, pero aquí en Europa es donde existe la mayor esperanza de vida del mundo. Y que el Sol ocasiona cáncer, y hasta la tierra en algunos tipos de suelo también emite una constante radioactividad que originará mutaciones a los seres vivos que terminarán ocasionando problemas de salud.
El uso controlado de fitosanitarios como herramienta en la producción agraria es necesario para lograr producciones mínimamente rentables. Existen muchos controles y normativas como los LMR (límites máximos de residuos en un producto en el momento de la recolección), o los Plazos de Seguridad (que deben respetarse para evitar que los LMR sean elevados en la cosecha). O técnicas que se han utilizado incluso desde un punto de vista comercial como la Producción Integrada que los productos agrícolas que se venden con ese etiquetado garantizan por ejemplo que el producto contiene como mucho el 50 por ciento del LMR. En fin, muchísimos modos de cultivar con respeto al medio ambiente y por supuesto a la salud humana.
Pero no es así, ni siquiera ayudan a poner en valor que los productos obtenidos en determinadas zonas como en España ambas Mesetas, gran parte de Andalucía, Aragón y Extremadura por sus condiciones de clima extremo en cuanto a temperaturas y escasez de agua, pudieran venderse más caros por no tener carga alguna de fitosanitarios.
Y en cambio, y esto debe saberlo la población, los gobiernos prefieren importar productos de donde sea donde se sabe que los controles en materia de agroquímicos son inexistentes, sin entrar en las condiciones de trabajo allí. Es increíble el fariseísmo que nuestra sociedad practica, o más bien nuestros gobiernos que continuamente hablan de los productos agrícolas como los responsables de la inflación que no puede soportar la sociedad. Pues quien quiera un tomate y una lechuga seguros y sabrosos tendrá que entender que producirlo cuesta mucho y hay que pagarlo. Pues en ocasiones se pagan también muy caros y vienen de fuera sin seguridad alimentaria de ningún tipo.
Estas son las políticas que nos están imponiendo los gobiernos que tenemos. Que tienden claramente a que los pequeños desaparezcan. Y esto resulta aún más irritante cuando se trata de políticos que se dicen de izquierdas. Pues favorecen a la gran distribución que ya se cargó a “la tienda de barrio” de toda la vida y se está cargando a los pequeños productores.
En el sector ganadero igual, las explotaciones extensivas casi no existen ya por la falta de rentabilidad. Y sucede lo mismo, los pequeños desapareciendo y los medianos que quedan lo están pasando fatal por las continuas importaciones de productos de fuera obtenidos de cualquier forma y con cualquier cosa. Es un despropósito lo que estamos viviendo.
Tan solo nos faltaba ya la reforma de la PAC actual impulsada por el gobierno actual que hace propuestas que no tienen “ni pies ni cabeza”. Pues se trata de un empujón más para hacernos desaparecer por completo. Las propuestas de nuestro gobierno en Europa desarrolladas y entregadas allí en el año 2021, son propuestas de los técnicos del ministerio español se supone que dirigidas por los políticos en materia agrícola en el mismo. Y los agricultores las estamos empezando a conocer ahora que mucho se ha sembrado o se está sembrando. Y lo más grave de todo es que la ley aún no está publicada. Cómo pretenden obligar a hacer lo que quieren (una vergüenza) diciéndolo o publicándolo en el BOE después tenerlo hecho. Es que estos señores no entienden que con el inicio del otoño el agricultor tiene que sembrar. “Lo que ellos hacen es como si el agricultor plantase una viña, la cultiva, y cuando tiene su uva para cosechar o cosechada no tiene bodega hecha para transformarla en vino (sea bodega propia, cooperativa o de una bodeguero de la zona)”. Pues esto hacen nuestros vergonzosos políticos. Seguro que este verano no han estado sin vacaciones. Esto no se puede soportar más. ¡Ah!, pero es que los sindicatos agrarios y organizaciones del sector estuvieron presentes en aquellas negociaciones y hasta hace un par de meses no han venido a comunicarnos la que se nos avecina. Y es que son un eslabón más del sistema corrupto que tenemos. Ellos viven de lo que los gobiernos les pagan y no de las cuotas de sus asociados, luego vivimos en un sistema viciado.
Y ahora nos encontramos que una de las medidas agroambientales (que ojo lo que les gustan estas palabras) consiste en no labrar por ejemplo un cultivo leñoso como la vid. Hay que dejar una cubierta vegetal que cuando tiene cierta altura podremos segar para que crezca nuevamente. Esto es perfecto para que haya materia orgánica en el suelo y más vida microbiana, pero se les olvida que aquí en La Mancha no hay precipitación ni para el cultivo en sí. En climas húmedos con precipitaciones que dupliquen al menos la nuestra podrá ser, pero aquí no. Pues esto lo han hecho desde los despachos los que no pasan frío y solo piensan en el fin de semana en el campo para hacer la barbacoa. ¡Así nos va!. Y como suelo decir con frecuencia, todo propiciado por un gobierno de izquierdas que desarrolla políticas que si se analizan minuciosamente a quienes más perjudican son a los más pequeños. No olvidemos la reunión de hace un par de meses de nuestra flamante vicepresidenta Yolanda cuando se fue a hablar con Carrefour para lograr una cesta de la compra con precios más bajos. Que en definitiva no iba a soportar la gran superficie de distribución, sino sus proveedores como agricultores y ganaderos bien comprándoles por debajo de sus costes de producción o bien no comprándoles y aconsejándoles comprar productos de terceros países mucho más baratos.