¡Qué dura está siendo la realidad que la sociedad española está viviendo!. Estos últimos días con la que parece exitosa Cumbre de la OTAN en Madrid los telediarios muestran fundamentalmente el colorido y las sonrisas de la élite política occidental que en definitiva están haciendo patente, aunque maquillada, la nueva realidad “que viven los de abajo” y parece ser que va a ser el futuro ya presente de nuestras vidas.
Mucho glamour se ha visto por las calles, palacios y hasta museos de la capital. Pero la realidad es otra. La España Vaciada sigue ahí, aquí en los pueblos de Castilla, y tantas otras zonas donde cuesta vivir y hasta dormir, porque hoy la sociedad entera ha perdido casi de un plumazo más del diez por ciento de su riqueza.
El impuesto de los pobres que es la inflación, lastra la vida de todos los ciudadanos, pero en particular la de los pueblos, la de la gente humilde y sencilla que sigue trabajando sin descanso para poder seguir pagando lo necesario para vivir, pero también los impuestos que desde el ámbito local al nacional sin olvidarse del autonómico no paran de crecer por que los suben, o bien por estar calculados de modo que cada subida de cualquier producto o servicio incrementan más y más los ingresos de las Administraciones.
Hay que pagar tanto lujo para que nuestros dirigentes dejen alto “su listón” particular ante el poder internacional que quizás en un horizonte no lejano les permita continuar su carrera trepadora hacia organismos que les sigan haciendo la vida mejor.
Como hay que pagar tanta “política social” según ellos, que consiste en comprar voluntades con subsidios y financiación de “chiringuitos” que mantienen a la sociedad adormecida.
Aquí se paga a todo aquel que sea capaz de cuadrar en el perfil, por ellos definido, de vulnerable, desprotegido, marginado, … Y todo tiene que salir de algún sitio, pues como nos decían los mayores “el dinero no cae por la chimenea”. Ahí están los autónomos de nuevo, los del campo incluidos, al igual que la Pymes y Micro Pymes que nos dicen los expertos en estadística que siguen siendo más del noventa y cinco por ciento del P.I.B.
Como se pagan todos los caprichos de la élite política que no escatiman en la autopropaganda que les facilite la continuidad en el poder.
Esto puede estallar en cualquier momento. Aunque no entiendo cómo la sociedad sigue callada. Pues es cierto que la pandemia, la guerra, y diferentes factores internacionales están favoreciendo esta situación ya insoportable, pero siempre afecta más a países como el nuestro y en particular a sectores como el que continúa manteniendo el medio rural.
Cuando se habla de inflación siempre aparecen los productos del campo y el sector primario como principales responsables. Así se está señalando a los culpables en parte de los problemas. Esa no es la realidad, y por poner el ejemplo del campo manchego de Cuenca, los ajos este año además de tener menos tamaño por la climatología también recibe el agricultor precios más bajos; el cereal que tiene una subida quizás de un sesenta o setenta por ciento por la escasez, este año la producción se está quedando en la mitad de la cosecha anterior; los vinos continúan estando estancados en cotizaciones de hace veinte años.
Y sí, hay que recalcar que los precios de los insumos al agricultor se han disparado. El gasóleo agrícola se ha multiplicado por tres desde hace un año, los abonos son el doble más caros, y así todas las materias primas. Un modo de sobrevivir está siendo en los últimos años incrementar la producción con un riego de apoyo que compense las caídas de precios, pero la mayoría de los agricultores han decidido no regar pues sería insoportable el coste actual de los combustibles además de la mano de obra necesaria. Pero lo cierto es que el consumidor paga también más en sus compras, y es que las políticas de nuestros queridos dirigentes nos han llevado a esta situación. Todo está en manos de la gran distribución. Y ésta ha logrado prácticamente el monopolio que le permite pagar lo mismo al productor y subir los precios en sus tiendas amparándose en la crisis actual.
Vienen e imponen cómo, qué, y cuando cultivar. Después te establecen el precio de tu producto y si lo encuentran más barato en el mercado internacional, aquel que se traen para sus lineales y sin los controles de calidad que en España y Europa nos han establecido.
Aquí ya hay muchos más controladores que trabajadores/productores, y es que la imaginación de los políticos es inmensa. Tenemos guardas rurales, medioambientales, agentes forestales hasta donde no existen montes, y auditores de calidad que sin conocer el campo nada más que de las barbacoas, vienen a establecer cómo producir para que les localicen los productos que ellos seleccionarán y se los coloquen en sus estanterías a precios que disparan la inflación.
Así no se puede vivir, al menos en el medio rural, y a las pruebas me remito. No me canso de insistir en que cada día quedan menos agricultores a pesar de lo que se les culpabiliza por los precios y por las subvenciones que cobran. Pero es que el autónomo es “una especie” en extinción. Y las Micro Pymes y Pymes tres cuartos de lo mismo. Y eso que nos gobierna la extrema izquierda que favorece a los más desfavorecidos. Quizás nunca ganaron tanto los bancos, las grandes compañías eléctricas y el resto de empresas multinacionales de la energía. En esa cola ya se han colocado también las grandes distribuidoras de alimentación, y la España Vaciada cada vez lo está más.